Comentario
El cuarto Pilar fundamental del Islam es el ayuno (sawn o siyam) que se practica durante el mes de Ramadán. Consiste, básicamente, en la prohibición de que ninguna sustancia entre el cuerpo de un musulmán adulto y sano en las horas de luz solar de los días del mes de Ramadán. En consecuencia, están proscritas la comida, la bebida, el fumar y las relaciones sexuales durante ese periodo, en tanto la luz solar permita "distinguir un hilo blanco de uno negro". Incluso, algunos creyentes se abstienen de perfumarse, ducharse o bañarse, por temor a contravenir ese precepto.
La abstención se prolonga durante todas las horas diurnas de dicho mes. Cuando anochece, se realiza una primera ingestión de alimento (iftar), comida para la que se confeccionan manjares significativos, como de una fiesta. También el final del mes se celebra de manera especial (idu l-fitr, o bien idu l-sagir) en la que las familias se visitan y se entregan regalos, aunque ese periodo también puede ser vacacional. La fiesta celebra el triunfo de la abstinencia y el sacrificio de los musulmanes sobre los sentidos y las pasiones, así como el hermanamiento y la universalidad de la comunidad islámica.
El ayuno durante el Ramadán supone, también, un cambio en los hábitos de la vida cotidiana, pues el trabajo y las obligaciones han de adaptarse a la nueva situación. En este sentido, los horarios de trabajo suelen acortarse en una hora.
En los primeros tiempos de la religión islámica el ayuno sólo se producía durante las veinticuatro horas del décimo día del primer mes del calendario islámico, algo similar a lo que prescribe la religión judía para el décimo día del mes de Tisri. Sin embargo, a partir de que fuera revelada en Medina la sura 2 y como modo de distanciarse de los judíos, Muhammad estableció la realización de un ayuno diurno durante todo un mes, aunque siguió recomendando que se practicase el ayuno anterior, que se celebra durante la fiesta llamada asura.